Guitarras, guitarras, guitarras. Guitarras que se entrecruzan, que se apoyan rítmicamente las unas en las otras, que hablan, que hipnotizan. Las mejores guitarras. Y Tom que canta como en extasis, sin afinar demasiado, sin pretender nada. Un discazo. De guitarras. Pero no de esas que suenan con estruendo. De guitarras sutiles y repetitivas. De las mejores guitarras.

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